Por Cristian Iuale – Especialista en Automovilismo | Agencia de Guardia
Franco Colapinto dio su primera vuelta oficial como piloto titular en la Fórmula 1. Fue este viernes en Imola, durante la primera práctica libre del Gran Premio de Emilia-Romaña. ¿Resultado? Puesto 17. Apenas eso. Sin embargo, detrás del número hay bastante para desmenuzar.
Porque sí, claro, es cierto que fue su primer contacto real con el Alpine A524, más allá del simulador. También es cierto que estas sesiones libres tienen más de laboratorio que de competencia, con pruebas de aerodinámica, carga de combustible, configuraciones y neumáticos nuevos que no siempre permiten comparar tiempos de forma lineal. Pero también es verdad que cuando uno se juega el futuro en cinco fines de semana, todo cuenta. Todo.
Desde la Agencia de Guardia lo seguimos de cerca: Colapinto salió con gomas medias, giró mucho, se metió noveno por un rato y después, cuando pusieron los blandos C6, los más suaves del calendario, no pudo sacarle el jugo al auto como sí lo hizo su compañero Pierre Gasly, que quedó sexto. Eso, guste o no, marca una diferencia dentro del mismo equipo, y aunque haya contexto técnico que lo explique, también hay rendimiento que lo justifica.
El pibe de Pilar giró más que varios, paró tres veces en boxes, cambió compuestos, probó alerones, y cerró el día a 828 milésimas de Oscar Piastri, el más rápido. En una categoría donde medio segundo te tira al fondo, no es un mal debut. Pero tampoco fue impactante.
Lo que me preocupa —y lo digo con años de experiencia viendo talentos argentinos ser inflados antes de tiempo— es la espuma. Porque parece que estamos más atentos a “tener un argentino en la F1” que a evaluar si tiene lo necesario para quedarse. El año pasado giró en Williams, es cierto. Pero esto fue distinto: hoy fue piloto titular, con su nombre en la tabla, con el peso de representar a un país que lleva más de 20 años soñando con volver al podio.
La F1 no espera a nadie. Y si bien Colapinto tiene talento, buena gestión de medios y todo un país bancándolo, la butaca no se gana con likes. Hay que clasificar bien, correr fuerte y sumar puntos en pista, no en prensa.
Imola fue un primer paso. Importante, sí. Histórico, incluso. Pero de acá a que se afiance como piloto titular hay un camino largo, exigente, sin margen de error. Porque Alpine no regala asientos. Y los que vienen atrás —léase Jack Doohan— también están al acecho.
Desde la Agencia de Guardia, lo vamos a seguir vuelta a vuelta. Pero con ojo crítico. Porque si hay algo que aprendimos de este deporte es que los pilotos no se hacen en las notas, sino en la pista. Y ahí, querido Franco, todavía estás largando desde el fondo.