En medio de una tarde cargada de tensión política y nervios al palo, el gobernador bonaerense Axel Kicillof llegó a la sede del Partido Justicialista en la calle Matheu al 100 para encontrarse cara a cara con Cristina Fernández de Kirchner. No es una reunión más: es el detrás de escena de una jugada de alto voltaje, mientras se espera el fallo de la Corte Suprema, ese organismo que duerme las causas… pero despierta cuando huele peronismo.
La militancia no tardó en armar climas: aplausos, empujones, pancartas, banderas y un hit que ya es clásico del cancionero K:
“¡Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer!”
🚨 EXCLUSIVO: nuestro equipo periodístico en el lugar
El cronista Hernán “Picus” y su productora, la afiladísima Eliana Benítez, están metidos en el corazón del operativo. La Agencia de Guardia no cubre: se mete hasta el hueso. Desde la vereda y entre los pasillos del PJ, registran cada movimiento, cada cara de tensión, cada celular que vibra con mensajes que no pueden filtrarse.
Porque si hay algo que tiene esta redacción, es olfato. Y hoy, el poder huele a pasillo peronista con café y estrategia electoral.
⚠️ El ingreso complicado: La Cámpora no perdona
El ingreso de Kicillof no fue fácil. Varios dirigentes de La Cámpora bloqueaban los accesos como si custodiaran un templo. Algunos dicen que fue para «ordenar el ingreso», otros para “filtrar quién entra y quién no”. Lo cierto es que Axel tuvo que pedir permiso para entrar a la casa del partido que hoy está tan dividido como agitado.
La escena tenía de todo: tensión, épica y política a flor de piel. Como esas tardes de definición en cancha de Boca, pero con militantes, cámaras y celulares en alto.
🕵️♂️ Agencia de Guardia, en todos lados
Picus no dejó pasar detalle. Mientras Eliana hablaba con referentes de segunda línea, él ya había tomado nota de los gritos, los gestos, y hasta del cronista de otro medio que llegó tarde y preguntó quién era el que acababa de entrar.
En la Agencia de Guardia, si hay quilombo político, hay cobertura real. Sin cassette. Sin medias tintas. Y con calle.